La Iglesia Copta Ortodoxa en México
Santos Ortodoxos

San Samuel El Confesor

Salias y Ksimany eran cristianos ricos pero bondadosos que oraban para que Dios les concediera un hijo. Fue así como nació San Samuel en el año 598 A.D. un niño que siempre tuvo inclinaciones religiosas. De hecho, a los doce años fue ordenado diácono, ayunaba hasta la puesta del sol y nunca comía carne ni bebía alcohol.

Ya que el muchacho no quería casarse, Silas oró para que Dios le revelara si su hijo se convertiría en monje, hasta que un ángel se le apareció para comunicarle que Samuel había sido escogido para pastorear una gran congregación. Después de esa revelación, Silas construyó una iglesia pero a los pocos días falleció. En ese tiempo, Samuel tenía 20 años.

Siguiendo su vocación, Samuel regaló sus bienes a los pobres y se marchó al Desierto de Scete, donde un ángel disfrazado de monje le informó que sus padres estaban en el paraíso, instruyéndole en las reglas monásticas. Luego lo llevó con Abba Agathon, un abad anciano que se convirtió en su padre espiritual pero que a los pocos meses de conocerlo también murió.

San Samuel se hizo padre de todos sus hermanos en el monasterio, ayunaba toda la semana y comía solo los sábados. Fue ordenado sacerdote en la iglesia de San Macario en Scete.

Durante el reinado del Patriarca Benjamin, el 38º Papa de Alejandría, el Emperador Griego de Bizancio intentó convencer a los monjes de Egipto para que reconocieran el Concilio de Calcedonia. A su vez, el Papa León Magno de la Iglesia Católica Romana, publicó un documento que oficializaba el concilio en todas partes, respaldando al Emperador.

En vista de que la gente se resistía, el gobierno depuso al Patriarca de la Iglesia Copta Ortodoxa e impuso en su lugar a un usurpador griego, provocando la indignación de los monjes como Samuel, que en aquel tiempo tenía 34 años.

En aquel tiempo, un ángel se le apareció para advertirle que el Patriarca griego había organizado una pesquisa para apresarle. Samuel huyó a la montaña de Naklón pero aún así fue arrestado por los soldados.

San Samuel tuvo que enfrentar las torturas e interrogatorios: “Nosotros obedecemos a Dios y nuestro Papa Benjamín, verdadero Patriarca de Alejandría.” En una de las golpizas, Samuel perdió un ojo pero un ángel curó sus heridas durante la noche y le ayudó a escapar a la montaña de Daknash, donde fundó un nuevo monasterio.

Cuando todo parecía resuelto, San Samuel tuvo otra visión donde se le ordenó marcharse a la región de El Qalamoun. En esa tierra de frutas y palmas, Samuel encontró una vieja iglesia y decidió reconstruirla.

Confesor de la Fe Ortodoxa

Mientras reconstruía el templo, unos asaltantes entraron a robar la iglesia y como no encontraron dinero, secuestraron al santo para venderlo como esclavo.

Casi al iniciar su cautiverio, su amo Zakrdas quiso obligarlo a adorar al sol, atándolo durante cinco días en una palma. Como eso no funcionó, lo ató a otra palma al lado de una mujer hermosa que había sido puesta en ese sitio para seducirlo.

Sin embargo, la muchacha sufrió una misteriosa enfermedad que la dejó en los huesos. Lejos de hacerle daño o dejar que muriera, el santo fue amable con ella y la sanó de su enfermedad.

Durante su cautiverio, Samuel curó a muchas personas. Inclusive logró la conversión de su amo Zakrdas, que abandonó el culto a los astros para abrazar el cristianismo cuando su esposa fue curada también.

Una vez liberado, Samuel regresó a El Qalamoun pero al poco tiempo Santa María se le apareció para pedirle que construyera una iglesia nueva en Daknash. Ahí reunió a sus discípulos e hizo una convocatoria para obtener fondos y donativos.

En Daknash predicó, realizó milagros y dejó varios manuscritos. En uno de esos textos, el santo profetizó que los ocupantes griegos bizantinos de Egipto serían expulsados por combatientes árabes musulmanes y que ellos controlarían el Medio Oriente hasta nuestros días.

Ocho días antes de morir, un ángel del Señor se le apareció para decirle que pronto regresaría con Dios.

En su agonía, San Samuel le dijo a sus monjes: “Tengan animo, mis hermosos, porque nuestro Señor Jesucristo les cuida muy bien. Yo recién vi a la Madre de Dios, y por eso estoy alegre.” El santo departió el octavo día de Kiahk, en el año 695 A.D. Vivió en total 98 años.

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