Con respecto a la Eucaristía, los ortodoxos creemos que Nuestro Señor Jesucristo está verdaderamente presente, no solo como símbolo ni como una mera “presencia espiritual”.
En la misa, el pan y el vino se transforman en su Cuerpo y su Sangre después de la consagración, pues el Salvador prometió que estaría siempre con nosotros.
Juan 6:32-37 “Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.36 Más os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.”
Juan 6: 47-58 “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.48 Yo soy el pan de vida.49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”.
El Señor instituyó este Sacramento en la noche previa a su Pasión:
Mateo 26:26-28 “Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión del pecado.”
1 Cor. 11:23-29. “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.”
Cuando el Señor celebró la Última Cena, instituyendo la Eucaristía, se refirió de manera explícita a Su Cuerpo y Sangre verdaderos, nunca de forma simbólica y como metáfora, tal como lo señala San Pablo.
1 Cor. 10: 15-16 “Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. 16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?”
Las palabras de Jesucristo acerca de la Eucaristía fueron claras y contundentes. De hecho, hasta el advenimiento del protestantismo, nadie se había atrevido a sugerir que la Eucaristía era un acto simbólico o una mera conmemoración de la Última Cena.
Juan 6: 52, 66,67. “Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?… 66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?”
San Pablo inclusive advirtió a la gente que el comulgar indignamente constituye un gravísimo pecado;
1 Cor. 11:27-29 “De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.”
Más acerca de la comunión en la Iglesia Ortodoxa
Desde la Edad Media, la Iglesia Católica Romana utiliza hostias sin levadura como pan de consagración. Sin embargo, los ortodoxos preservamos la tradición mas antigua, comulgando con pan tradicional, que si tiene levadura.
1 Cor. 5:7. “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.”
1 Pedro 2:24. “Llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”
La Eucaristía proporciona frutos espirituales que no podemos ignorar.
Juan 6:56. “El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.”
1 Cor.10:17. “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.” Además, otorga la gloriosa resurrección y la vida eterna;
Juan 6:54-56. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente”.